¿Cuánto nos durará esta nueva Rocío?

*La gobernadora salió «bien librada» en su informe.

04/12/2025
Quetzalli Carolina Vázquez
Por Si Estaban Con El Pendiente.

El primer informe de gobierno de Rocío Nahle dejó una sensación inesperada: la de una mandataria que, por primera vez en muchos meses, decidió comportarse como una verdadera jefa del ejecutivo; Rocío Nahle, conocida por su tono soberbio, impositivo e incluso confrontativo, se mostró distinta: mesurada, prudente, respetuosa, dejando de lado la arrogancia que la caracteriza y esa diferencia, aunque parezca simple, tiene un enorme peso político.

Y es que, hay que decirlo con claridad: buena parte de la mala imagen pública que Nahle ha acumulado desde su arranque como gobernadora se debe a sus actitudes. Durante meses, Rocío se dedicó a confrontar a la prensa, a invalidar las críticas, a descalificar a quien no coincidiera con sus posturas, se volvió un rostro de soberbia permanente, poniéndola en titulares periodísticos nacionales e internacionales debido a sus desplantes, haciéndola disminuir significativamente su popularidad y aceptación entre los veracruzanos.

Que algo tan básico como su actitud resulte noticia dice mucho del desgaste político que ella misma se provocó.

En este informe el cambio de actitud se vió, Nahle aceptó deficiencias, explicó decisiones, respondió sin burla, sin confrontación y sin esa rigidez que la ha caracterizado; moderó el tono e incluso, mostró respeto a quienes señalaron lo que no funciona en su gobierno.

La oposición, por su parte, hizo lo que le corresponde: señalar, cuestionar, contrastar y aun así, incluso desde ese flanco, hubo una postura coincidente; la legisladora panista Indira Rosales lo resumió con una frase muy real: “No voté por usted, gobernadora, pero quiero que le vaya bien a usted para que le vaya bien a Veracruz.”

Ese deseo —que le vaya bien a Veracruz— es algo que nos atraviesa a todos, porque todos queremos seguridad para nuestros hijos, carreteras transitables, hospitales con médicos y medicamentos, instituciones que funcionen… Veracruz merece eso, Veracruz lo necesita, los veracruzanos lo exigen.

Pero… Porque siempre hay un pero, a pesar del cambio de actitud, hubo un momento que recordó que la gobernadora no renuncia tan fácilmente a su necesidad de control: Rompió el protocolo de tiempo y extendió su mensaje por varios minutos; un gesto menor para algunos, pero significativo para quienes la hemos observado durante su primer año de gobierno sabiendo que ella ha mostrado históricamente poca disposición a ceñirse a las reglas.

Aun así, el balance general es distinto al esperado, Rocío Nahle salió bien librada, sin embargo, surgen grandes y relevantes duda: ¿Esta nueva actitud será permanente o estamos ante un episodio aislado de contención?, ¿Este tono respetuoso y autocrítico es el inicio de una gobernadora que aprendió de sus errores o en unas semanas regresará la versión confrontativa que tanto ha afectado su relación con la ciudadanía, con la prensa y con otros actores políticos?.

Porque hay que ser claros: la actitud cuenta, pero no basta, Veracruz necesita resultados, obras concluidas, finanzas claras, cero subejercicios, políticas eficaces y, sobre todo, un gobierno que cumpla.

Y a partir de ahora, a caminar con rumbo al segundo informe que deberá reflejar lo mencionado pues, de lo contrario, este primer ejercicio quedará como una anécdota, un breve respiro en medio de un sexenio marcado por la tensión y el desencanto.

Ojalá esta versión de Rocío Nahle sea la que acompañe a Veracruz el resto del sexenio porque algo es seguro, la gente, la prensa, la oposición ya están cansadas de la confrontación estéril y del desgaste innecesario, porque Veracruz merece más, porque los veracruzanos queremos vivir en un estado que funcione, no en uno atrapado en pleitos, soberbias y defensas permanentes.

Hoy, la gobernadora dio un paso en la dirección correcta, ahora falta lo más difícil: sostenerlo y cumplirle a los Veracruzanos cada una de las promesas que hizo en campaña.

Y sí, ese cambio debe reconocerse pero no hay que olvidar que una buena actitud durante un día no corrige meses de confrontación, ni limpia la percepción de una mandataria que no sabe escuchar y que ve enemigos por todas partes, que no entiende que la crítica no es para dañar sino para mostrarle que hay cosas por mejorar.

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