Por:
Quetzalli Carolina Vázquez 28/11/2025
Por Si Estaban Con El Pendiente.
Veracruz llegó a un punto crítico: la Fiscalía estatal, otrora institución llamada a procurar justicia, está hoy tan señalada como desacreditada, casos de corrupción, desapariciones, asesinatos, desvíos de recursos públicos, redes de impunidad, carpetas archivadas: una larga lista de agravios contra la sociedad.
¿Quién será el o la valiente que acepte tomar las riendas de una dependencia tan cuestionada, desgastada y urgida de credibilidad? ¿quién tendrá la integridad y capacidad de enderezar el rumbo que Verónica Giadans desvió?
La urgencia de encontrar a alguien no es menor, los delitos son innumerables: crímenes de alto impacto y violencia sistemática; Veracruz sigue contando cuerpos, desaparecidos, familias con dolor y los veracruzanos exigen que estos casos no queden en la impunidad pero mientras la Fiscalía no demuestre voluntad real, la sociedad seguirá desprotegida.
¿Quién será el valiente que diga sí a la fiscalía?
Entre los nombres que han circulado figura el actual presidente municipal de Coatzacoalcos, sin embargo, parece poco probable que logre la designación pues su gestión municipal arrastra innumerables señalamientos por irregularidades, lo que lo descalifica moral y políticamente para encabezar una dependencia que necesita credibilidad y rectitud.
También se menciona a Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, anterior presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz (TSJ) pero, otorgarle ese encargo sería una tragedia para el estsdo después de que su administración quedó empañada por denuncias de corrupción e irregularidades —Por ello, su nombre definitivamente no genera confianza para encabezar una Fiscalía que requiere pulcritud—
¿El que puede quiere?
Entre todos los aspirantes, hay un nombre que ha surgido como «posible idóneo»: José Clemente Zorrilla Rostro, investigamos su perfil curricular —y, al menos en lo académico y técnico, parece reunir los requisitos esenciales; Zorrilla tiene doctorado en Derecho, maestrías —entre ellas en políticas públicas y en derecho penal con técnicas de litigación oral—, especialización en derecho comparado y en derecho probatorio en el proceso penal; además, se desempeñó como juez de control y enjuiciamiento en el Poder Judicial del estado desde 2016 —cargo cuya responsabilidad implica conocer el sistema de procuración y administración de justicia en su faceta más crítica—
Si de capacidades se trata, Zorrilla Rostro parece realmente cubrir el perfil. Pero la pregunta clave es: ¿Querrá asumir ese reto?
Porque encabezar la Fiscalía en Veracruz no es tarea para cualquiera, implica enfrentar redes de poder, resistencias internas, grupos de interés, impunidad estructural y no cualquiera acepta ese costo.
Que Zorrilla aceptara y llegará, no sería garantía absoluta, pero al menos abriría una ventana de esperanza, su perfil sugiere que sí podrían conseguirse avances reales: investigaciones serias, revisión y reapertura de casos archivados, persecución a malversadores, reactivación de causas por desapariciones o asesinatos.
En la elite política veracruzana, los nombres se barajan sin embargo, cambiar de fiscal no será suficiente, Veracruz demanda una transformación profunda: transparencia, independencia, valentía para tirar abajo complicidades, seguimiento puntual a denuncias de corrupción, investigaciones serias por desapariciones, homicidios y crímenes de impacto porque la sociedad no olvida, y exige justicia.
Si Zorrilla Rostro acepta el reto —y quienes deciden tienen la convicción de nombrarlo —tal vez haya oportunidad de empezar a enderezar el rumbo de la procuración de justicia en Veracruz, esa deuda que por tantos años mantienen los gobiernos con los ciudadanos podría por fin empezar a pagarse.
La decisión está en el aire pero otra pregunta surge: ¿Dejarán que Rocío Nahle elija a su fiscal o la decisión se tomará en el altiplano? Por el bien de Veracruz deseamos que quien tome la decisión lo haga de la mejor forma y que llegue el mejor.
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