Gilberto Nieto Aguilar
«Nur al-Shahdi no nació sólo una vez, sino que vino al mundo en distintas etapas de su vida en los callejones de un campo de refugiados de Ramala», son las primeras letras de una novela escrita clandestinamente en las prisiones de Israel, por un preso palestino de nombre Basim Khandaqji. En la reseña que aparece en la revista digital Rockdelux, de Barcelona, se la describe como “Elegíaca e íntima, [que] retrata la rabia, la perseverancia y el desencanto del pueblo palestino tras más de tres cuartos de siglo de ocupación” (15/10/25).
Con esta novela, el autor ganó en 2024 el Premio Internacional de Ficción Árabe, en «Una narrativa que vibra ante la deshumanización y se nutre del deseo de liberarse de la opresión, tanto a nivel personal como colectivo», algo que se sufre en distintos puntos del planeta, después de al menos 6 mil años de civilización documentada y de miles te textos sobre las razones de existir de un gobierno y el valor de elevar el estilo y la calidad de vida humana.
Es un hecho histórico que, después de 17 ediciones del Premio Árabe, lo obtenga un prisionero político palestino condenado en un controvertido proceso judicial a cadena perpetua en Israel, por ser miembro de la resistencia palestina y de izquierda. Nacido en 1983 en Nablus, a 69 kilómetros al norte de Jerusalem, en una de las ciudades más antiguas del mundo (5600 a.C.), desde prisión ha escrito obras de narrativa, poesía y ensayo.
Basim Khandaqji fue unos de los presos palestinos, después de 20 años de cárcel, que liberaron en el intercambio de prisioneros entre Israel y la resistencia palestina, y deportado a Egipto donde permanece retenido sin posibilidad de salir. En “El Salto”, de Oviedo, se publicó una nota el pasado 28 de octubre en donde decía que «Israel prohíbe viajar a España al escritor palestino que ganó el premio 2024 de las letras árabes», pues se le invitaba al I Festival Pan y Roses de literatura social en Asturias, España.
La novela de Khandaqji, titulada “Una máscara del color del cielo”, traducida al español y publicada en septiembre por la editorial gijonesa Hoja de Lata, ha sido un éxito internacional. La redacción de El Salto la define como una metáfora sobre el colonialismo y la ocupación israelí, y también sobre la corrupción y el anquilosamiento de gran parte de sus antiguos camaradas de la Organización para la Liberación de Palestina.
En las primeras páginas de la revista española “Qué Leer” del mes de noviembre 2025, aparece un artículo sobre la obra y el autor, que cita como fuente a la Editorial Hoja de Lata y refiere los primeros párrafos de la obra a los que agrega que el relato de Basim cobra sentidos añadidos por haber sido escrito en la prisión, con las dificultades que ello le representó. Dice Luz Gómez, en su prólogo: «En la cárcel real israelí y en la Palestina/prisión a cielo abierto, es azul el color del firmamento, como lo son las tarjetas de identidad israelíes y su símbolo».
Nur, protagonista de la novela, sueña en convertirse en arqueólogo y escribir novelas que sean famosas. Su vida transcurre entre los puestos de control militares israelíes, la escasez de trabajo y las emocionadas cartas que intercambia con su amigo Murad, en prisión por ser miembro de la resistencia. Un día encuentra en un mercadillo, un viejo abrigo con un documento de identidad israelí. Tras falsificar esa tarjeta azul, Nur puede moverse libremente por Israel y comienza a trabajar.
Al adoptar la máscara del ocupante, al sentir el abismo que separa ambas realidades, Nur vivirá también una cruenta lucha interior en la que su nueva identidad tratará de borrar la árabe originaria. Entonces se desata una doble trama: la excavación en que trabaja le permite ver la historia antigua de Palestina (romanos, mongoles, apóstoles, vestigios) y por otro, la identidad falsa le lleva a luchar con quien fue, su origen, lengua, familia, tradiciones.
gnietoa@hotmail.com