*En el adiós del amigo Juan Manuel Guevara Klunder
*Decimero y sonriente para el juego de dominó…
“Solamente bastan segundos para que invada la tristeza,
así también resplandecerá la alegría”
Alfonso Mora Chama
“Te envío las rimas Alfonso”. Dijo Juan Manuel Guevara Klunder cuando lo encontramos a nuestro paso por Tlacotalpan, desayunamos en el Restaurant de doña Lala, hace aproximadamente 20 años, procedentes de Cosamaloapan y de Carlos A. Carrillo, a donde acudimos para entrevistas con el padre Carlos Bonilla Machorro, autor del libro “Caña Amarga”, amigo de Genaro Vázquez Lucio Cabañas y protagonista de la huelga cañera con Roque Spinoso Foglia, Pancho Castro y otros, de ese enero de 1973… “soy guerrillero sí, pero de ideas y de fe, no de las armas”, nos diría posteriormente en nuestra entrevista… en este viaje a la cuenca del Papaloapan, para la Gazeta, tuvimos la otra charla con el gerente del ingenio más grande de América Latina, “San Cristobal”, el respetable amigo Juan Díaz Montalvo de quien guardamos gratos recuerdos.
Juan Manuel Guevara Klunder, laboraba en un plantel educativo en Tlacotalpan, tierra del músico poeta Agustín Lara y de grandes amigos que ahí conservamos, compañeros de la Escuela Apostólica de Teocelo, allá por 1960. Charlamos con Klunder, a mediados de octubre y estábamos preparando la edición de calaveras, a lo que Juan Manuel nos dijo inmediatamente… “Alfonso si gustas te apoyo con algunas rimas para los amigos de Coatepec”. Y así sucedió. Juan Manuel nos hizo llegar a una semana de nuestro encuentro, rimas grabadas y escritas, buenísimas y no lo expreso solamente por el dolor que nos invade por su adiós definitivo cuando se acostumbra decir… “qué bueno fue”, “fue buena persona”, aunque en realidad haya sido un tal por cual, pero en este caso Juan Manuel Guevara Klunder, fue un extraordinario amigo al lado de su compañera de toda la vida Amada Domínguez…
Un amigo entrañable más que nos abandona. Fuimos amigos para todo, charlando de política, de sus experiencias allá en Tlacotalpan, de sus dos aspiraciones a la alcaldía de Coatepec, de su estrecha amistad con Carlos García Méndez con quien laboró un tiempo… nos invitó al casamiento de su hija con un extranjero radicando en EEUU, y estuvimos con ellos allá en Tuzamapan, lo acompañamos en varias ocasiones a su juego de dominó y a tomarnos un burrito, sí ahí, a un lado del mercado Rebolledo en el pueblo mágico en donde el PRI se embarra con el PAN y viceversa, el PAN se enjuaga con el PRI… y el humo de su cigarrillo escapaba de los labios de Guevara Klunder, continuamente.
Le comentaba en un desayuno en Arcos de Belem, acompañando al comisionado de IPAX, mi paisano Héctor Riveros, a quien ahora goza del descanso eterno que, en esta corta vida estamos cabalgando en un camino lleno de obstáculos y retos, de tristezas y de sueños, desde la infancia, pasando por la juventud y llegando a la madurez y la ausencia al finalizar la jornada, la que hacemos también nuestra, una ausencia en la que dejamos recuerdos en todos los minutos de la vida que pasan y pasan sin detenerse, esa vida que vino un día y al otro día se retirará así nada más…
Acariciamos la vida como las olas del mar acarician la arena de una playa, así como los recuerdos lo hacen con la memoria; está escrito, aseguran, y me resisto a lo que debe ser y será, la vida es caricia, entiendo: dándole tiempo al viento, a la lluvia que nos acaricia, al sol a veces hiriente, en otras aceptable, al día que nos deja laborar y a la noche que nos invita al sueño, viajando por el mundo con amor, con tristeza y con lamentos…
Juan Manuel Guevara Klunder, te llevará el viento amistoso acompañado de tantos y muchos recuerdos, de la suma de amigos que dejaste y lamentan tu lejanía total. Amigo, amigo mío, ésta ausencia algún día la llenaremos allá contigo, en algún lugar, misterioso y profundo, cuando el Creador así lo decida y eso nos motiva para rendirle homenaje a los amigos que se van, parafraseando la melodía y letra de Alberto Cortés… Cuando un amigo se va, galopando su destino, empieza el alma a vibrar, porque se llena de frío…
Adiós amigo Juan Manuel…
Galopaste tu destino.