*De la misma manera los sepelios, solamente con los familiares más cercanos
*No es indiferencia, solamente acatando las entendibles disposiciones sanitarias
*Desde las trincheras de los integrantes de PU, seguimos atentos con el auditorio y amigos.
“En la lejanía, tenemos que decir adiós a los amigos que nos dejan en este fatal mundo”
Alfonso Mora Chama
Es un hecho natural e inevitable, en la actitud nuestra como sociedad, es una mezcla de respeto y de temor, aunque el folclor popular del mexicano es jugar con ella, la broma, el albur y la guasa, la ironía y hasta lo burlesco…es como nos decía el padre José Luis Atzompa, en la primaria, Escuela Apostólica de Teocelo…”Mors, Mortis”…la muerte.
Ciertamente es un hecho tan natural que pasa al terreno jurídico, con el paso del tiempo, es morir como expresión compleja, implicando no solo el hecho biológico en sí, va apegada a los matices sociales, religiosos y legales…en un orden natural, sabiduría divina.
Esta jornada final de la vida ha concluido para muchos de nuestros amigos que, solamente se han adelantado a ese adiós definitivo, fatalidad arbitraria o no, se impone a nuestra propia voluntad, es así como nos hemos enterado del fallecimiento de personajes conocidos de la sociedad y del deporte, cercanos a nuestro entorno y sede de trabajo, entre ellas a doña Pila Martínez, mamá del estimado amigo Manolo Sánchez Martínez, apenas una semana, como la del recordado y estimado amigo, Manuel Sánchez, el “huevo”, alusivo a su negocio en donde trató y sumo cientos de amigos; de doña Isabel, en Teocelo, hace ocho días…del vecino árbitro y futbolista, Alejandro “chéspiro”, de una vecinita admirada y querida por todos nosotros, Anaís Martínez Alcántara, hijita de nuestra amiga Anita…por citar solamente algunas entrañables personas…
¿ Y cuál ha sido la preocupación y lamento?
El impedimento de no estar presentes con los familiares de los difuntos, a causa del encierro casero a causa de la pandemia. No es causa de la indiferencia o valemadrismo, no. Penoso y hasta cierto punto doloroso no acudir a dar las muestras de apoyo moral, solidarios y sinceros con quienes tenemos especial afecto; afecto ganado y que por esta cuarentena muchos e incluso familiares de los que han fallecido, no han podido acompañar en los velorios y en los sepelios.
Aquí en Teocelo, solamente decimos el adiós, afortunadamente ocultos en la vivienda, – hasta que la autoridad de salud, nos diga que este Covid 19 ya está disminuyendo -, cuando el repique de campanas de la iglesia de la Asunción de María, patrona del pueblo, al paso obligado o de costumbre, calle 5 de mayo dan aviso de la marcha fúnebre, en este imaginario popular ahora escaso, poco concurrido y con la distancia obligada…marcha fúnebre de Chopin, reflejo de esa pieza musical, movimiento de Sonata número dos, ejemplo icónico del tema mortuorio que incluso, fue usada en el propio sepelio del autor, esto en París, como en el entierro de JF Kennedy, de Churchill y de Margaret Thatcher…
Muerte…irreversible, sea por vejez, por violencia y fortuita, finalmente el “Consummátum est”, expresión bíblica de un “se acabó todo”; ya en esta vida todo se ha cumplido. Funerales solitarios, velorios y entierros sin la presencia de quiénes como nosotros, lamentamos no haber podido estar presentes…por la vieja amistad de los amigos, de los familiares y de los vecinos…ahora como lo dice el mismo pueblo:
Mucho silencio…hasta parece velorio.I