La cuestión educativa en el siglo XXI

Todo descubrimiento real determina un método nuevo, por lo tanto, debe arruinar un método anteriorGastón Bachelard

Al comenzar el siglo XX el mundo era habitado por 1,700 millones de personas, 11 ciudades o regiones conurbadas tenían un millón de habitantes y el 80 por ciento de la población vivía en el campo. Hoy existen 7,600 millones de habitantes, incontables zonas conurbadas de más de 10 millones de habitantes, y en el campo cada vez viven menos personas.

Continuando con el artículo anterior, además de “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, Unesco, 1999, Edgar Morin publica con Ciurana y Motta “Educar en la era planetaria”, Unesco, 2002, donde promueve una visión diferente del conocimiento, e invita a repensar el mundo, a renovar los aspectos que nos rodean y a superar la idea de lograr sistemas acabados y deterministas.

En la obra se recrea la idea de que la educación juega un papel primordial dentro de la sociedad, pero no basta cuando las políticas que la impulsan pertenecen a los sistemas de la tecnología y la economía. México entró en la modernidad con la reforma de 1993, pues estableció la educación básica obligatoria, fomentó el enfoque constructivista y creó un programa de estímulo al maestro. Pero quedó a deber con los programas de actualización para que los docentes entraran en el discurso y el debate de la modernidad proclamada, y pudieran aplicarla en el aula.

El Plan de Once Años cruzó los sexenios de López Mateos y Díaz Ordaz. La reforma de 1993 traspuso tres: Salinas, Zedillo y Fox, para toda la educación básica. Durante el siglo pasado no hubo otro plan a mediano o largo plazo con un sustento pedagógico capaz de ser evaluado por su pertinencia y contenido para favorecer la enseñanza y los aprendizajes de los niños y adolescentes mexicanos.

En los sexenios de Fox y Calderón, en el presente siglo, los niveles de educación básica se dispersaron, se decretó obligatoria la educación preescolar (2004), se aplicó otra reforma a secundaria (2006) y se inició una progresiva reforma en primaria (2009) adoptando un enfoque por competencias. En cuanto a la cobertura, desde López Portillo la planta docente creció para llevar la educación a todos los niños y adolescentes en edad escolar.

Muchos buenos intentos a lo largo de la historia de la educación en México se han quedado en el discurso y la intención. En 2011, para volver a articular la educación básica, se crean nuevos planes y programas de estudio, basados en lo que podría llamarse “el siguiente paso de la Modernización Educativa”. La actualización docente y una estructura administrativa inoperante, han sido, entre muchos otros, obstáculos visibles para evolucionar y mejorar la educación en México.

En 2008 Calderón y Elba Esther Gordillo acordaron una Alianza por la Calidad de la Educación, se presume que bajo los auspicios de la OCDE, pero Calderón no se atrevió a ir más allá. Peña Nieto, en cambio, desde los primeros días de su mandato arrancó con las reformas estructurales y una “revolución educativa” (según él) basada en el modelo neoliberal de la meritocracia friedmana, con más visos de reforma laboral que educativa.

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