
*Intentona reeleccionista de Miguel Alemán, apareciendo la candidatura Henriquista
*Comenta en el viaje el “viejo” de la Hoz, lleno de conocimiento y sabiduría
*En 1946 el licenciado Miguel Alemán, habría de convertirse en el primer presidente civil de la posrevolución.
“Antes de leer una historia, es muy importante leer la vida del historiador”
La difícil llamada del director de La Gazeta, mi compadre David Varona Fuentes, para localizarnos después de cinco días de reportaje del caolín y madera, fue muy de mañana de ese sábado fiestero en Huayacocotla, sin saber cómo pero él nos había localizado en el número telefónico del “tripitas”, Gaudencio Garrido, el mero mero de Hacienda en este municipio.
Las risas de Jorge Felipe mientras arreglaba su maletín, el lujoso veliz que presumía Miguel Vargas Vargas, con candado y protección metálica, “ a mí no me agarrarán de buey con sus bromitas”, aseguraba… no, no, claro que no. Lo logramos, ya se los comentaremos. Miguel había sido tesorero de Teocelo en 1975 y de Coatzintla, en 1977 cuando el gobernador Rafael Hernández Ochoa, designó Concejo Municipal, llevando a la cabeza a su amigo Joel Verdejo, animador de su campaña, “arriba esos sombreros y a chocar las manos, la porra “viva, viva nuestro candidato”.
Miguel Vargas muy amigo, cercano al entonces jefe de glosa del Congreso del Estado, Evelio Brito Gómez, exacto, hermano del Subsecretario de Gobierno, Carlos Brito, y las reuniones con mi ahora compañero de reportajes, eran frecuentes, sobre todo en los juegos domingueros de béisbol cuando el equipo de Evelio jugaba, de Tonalá, al sur de Veracruz.
Este Miguelito me quiere presumir con su pinche veliz amariconado, bien corriente del Mercado de San Cosme, San Rafael, se burlaba el viejo de la Hoz, pero comparada con la arrugada bolsa de “Chedraui” en donde Fernando de la Hoz y Moncada, estaba súper y en esa bolsa metía… “nada”, pues solamente para dormir y roncar se despojaba de su característico abrigo color café y a cuadros, su pantalón y playera de siempre, no usaba calzón, “estorban” decía… y un servidor un maltratado y aguado maletín, huella de tantos viajes y anécdotas, todas las maletas se aventaron en la parte trasera de la blanca Combi…
De la Hoz inició una charla histórica que, quizás redactada a medias y como está señalada en la vida política del país, sobre el alemanismo, pero el relato del viejo de la Hoz es el que nunca cansa, se escucha con el corazón y se siente con el alma, al menos en lo personal me agradaba la narración de lo que sabía y ya había vivido… esa es la diferencia, vivir los viejos tiempos y el que viven los jóvenes de ahora, lógicamente no lo han vivido, por lo tanto resulta imposible lograr una charla, un diálogo o una polémica, si la ventaja la llevan los años, más aún cuando se vivió esa grandiosa etapa…
Fíjese licenciado, me nombraba, siempre respetuoso o quizás porque le abastecía del néctar de los Dioses, – mientras que para Jorge Felipe, el “negro” o simplemente Alfonso – que viví de muy joven la verdadera oposición revolucionaria, esa sí fue oposición en busca de una auténtica democracia, con la federación de varios partidos que designaron como su candidato a la presidencia de México, al general Miguel Henríquez Guzmán… “yo estaba apoyando al Henriquismo. Incluso viajé con este movimiento a varios Estados del País, recuerdo bien Jalisco, Nayarit, Colima, Guanajuato, menos Veracruz… ¿ por qué Veracruz, mi estado, no ? se preguntaba y el mismo respondía. Porque Miguel Alemán, veracruzano, de Sayula, tenía el control de los iniciadores de los tres sectores del PRI, el obrero, el campesino y el popular, apenas se formaban y el general Henriquez, cierto tenía miles y miles de seguidores y las trifulcas se presentaban en la ciudad de México, reprimidas por las “fuerzas del orden”, – se carcajeaba el viejo de la Hoz – porque Miguel Alemán sentía el temor de perder una elección, tomando en cuenta que Henríquez podía ser un candidato fuerte y querido, muy poderoso entre el pueblo.
De la Hoz, siempre mi copiloto, se angustiaba, y cuando esto pasaba; a nivelarlo con unos tragos de tequila, prefería el ron o mezcal, “para hombres”, se jactaba… casi dos horas de viaje y a lo lejos se divisaba la presa Necaxa, el pueblo nuevo Necaxa, una anforita de las que acostumbraba de la Hoz, cargar gasolina para la fiel compañera la combi blanca, lleno el medio tanque pero preferible completo por una experiencia nada agradable en carretera… galletas y chescos, el famoso desayuno “pollo al orange”, gansito y refresco de naranja.
Coincidíamos a una sola voz… “nos aguantamos a llegar a Poza Rica”, si acaso cien kilómetros más que en una hora y media lo lograríamos. Contemplando a lo lejos la espléndida Presa Necaxa, – nos recordó el reportaje de la Presa Cerro de Oro, en Tuxtepec, la salida a huevo de los pobladores “chinantecos, que en su momento relataremos – y el aguante a la comida fuerte, porque conocíamos un famoso lugar, en la ciudad sede de la sección 30 de petroleros bajo los dominios de Oscar Torres Pancardo y Chon Kuri, presidente municipal de Poza Rica, la llamativa y de moda “Quinta Reinosa”, su especialidad el cabrito en sus diferentes maneras, a fuego lento o en salsa especial, para chuparse los dedos.
Perdimos de vista el lugar donde el “agua que no merma, afloja”, Necaxa y su presa que se abastecía de los ríos de la zona poblana de Huauchinango, fuerza motriz del río Necaxa principalmente y producir carburo de calcio para las minas cercanas, dada la poca distancia con Pachuca, principalmente… de ahí el nombre de Necaxa al equipo de fútbol, los “electicistas” y los “rayos” del Necaxa, desde los años de 1923, en agosto precisamente, fundado como otros equipos de esa gloriosa y orgullosa época del fútbol mexicano…
Serían las tres de la tarde, los ronquidos de nuestra enciclopedia se escuchaban con el movimiento del bigote del viejo de la Hoz, agarrando su anforita ya vacía, mientras la combi blanca entraba al estacionamiento de la Quinta Reinoso”, carretera que conduce a Papantla, lugar que en 1971 visitamos a invitación de Angel Alvaro Peña, jefe de la Oficina de Hacienda en Poza Rica y David Muñoz, mi paisano, subjefe…
Bien dicho cuando se afirma que el tiempo y el destino siempre dirán la verdad…
Miguel Alemán gobernó, y al decir del viejo de la Hoz y Moncada, lo hizo bien, aunque no se puede decir de algunos de sus colaboradores, mientras que Henríquez esperaría seis años más para disputarle la candidatura a don Adolfo Ruiz Cortines…
Jejejejeje… se escuchó la risa , digamos evangélica sonrisa de don Fernando de la Hoz y Moncada, cuando el cabrito asado lanzaba su ricura y entraba a la cabina de la combi blanca…
Mi biblioteca llena de sabiduría, bajó e inmediatamente solicitó una cerveza…
Y a bailar la bamba con Miguel Alemán Valdés… dijo.
Continuaremos…
Alfonso Mora Chama
Periodista Mundialista