*Principios democráticos que debemos valorar y alejarnos del fanatismo y del odio.
*La Eclessía como enseñanza y que deben leer la militancia y los políticos
Alfonso Mora Chama
Quedaron bien grabadas las clases de Derecho y filosofía política que nos dictaba el distinguido maestro y abogado Avelino Muñiz, en esa calurosa aula del edificio de la Facultad de Periodismo, en la esquina porteña jarocha de Zaragoza y Arista, años después me enteré que se desempeñó como presidente municipal de Boca del Río… siempre inteligente, siempre respetuoso con el alumnado. Y nos decía…
Las deliberaciones, las votaciones, la participación ciudadana, los principios democráticos deben tener un carácter popular, que esté abierta a todos los ciudadanos que tengan el derecho de votar. Ese derecho a voz y voto, muy independientemente de su condición social o de su riqueza y, palabras más, palabras menos, fue uno de los aspectos más revolucionarios de la democracia griega, como que fue la ecclesía o ekklesía la principal asamblea de la democracia ateniense en la llamada Grecia clásica instaurada por Solón.
Hoy en día, vemos, notamos y sentimos que el fanatismo político invade a la ciudadanía porque carece de lugares para la enseñanza, la explicación y poder enfrentar deliberaciones con razonamiento y sin necedades… los atenienses lo hacían en un lugar sagrado o en abierto, bien en el ágora o en una colina y el ciudadano tenía libertad para asistir… estamos lejos, muy lejos de conseguir este estilo acertado de política que nos llevaría al sostenimiento de una verdadera democracia y su defensa
Sumaba a su enseñanza, el distinguido abogado Avelino Muñiz, que la ecclesía contaba con el poder de juzgar a los funcionarios de la Grecia y además tomaba decisiones importantes acerca de la guerra y de la paz, se adquiría un derecho de estar informado y de participar en los asuntos públicos pero con razonamientos no fanatismos, solamente así se logrará fomentar la educación cívica y la responsabilidad ciudadana, evitando los acorrientados pleitos entre parientes, entre familias cercanas y entre amigos de toda la vida.
En nuestros pueblos llevamos la responsabilidad de cuidar y conservar las amistades heredadas por nuestros padres, el saludo diario y a cada momento, es una especie o idea de igualdad de todos los ciudadanos y de los vecinos, respetando la libertad de creencias políticas, religiosas y deportivas, estas serían las bases para discutir plenamente con conocimiento y libertad, dentro de la igualdad para votar sobre los temas de interés social y público pero con principios democráticos y conocimiento de la ley, como legados importantes de la democracia griega dentro de una sociedad justa y bien gobernada, claro está, una política que esté estrechada a la filosofía y a la retórica y es una responsabilidad de todos para conseguir el bienestar de los pueblos.
Grecia fue, como sabemos, cuna de la democracia y fundamental en el desarrollo de la política y del pensamiento occidental, por desgracia, los principales apuntes que se señalan en la eccresía se apartan para darle paso al fanatismo y al rencor, a la culpa pero no a las soluciones, quizás a esto se deba que los seguidores, simpatizantes o militantes de partidos existentes, tengan un comportamiento aldeano ante las próximas victorias o de un poder que se esfuma, y esto solamente se presenta en países o pueblos que cuentan con una oposición verdadera, seria y golpeada que ha corregido errores y que precisamente eso, la convierte en peligrosa.
A nuestros compañeros de la Facultad de Periodismo les envío el afectuoso saludo, sobre todo a los de mi generación mundialista, la 1970, a mis maestros que nos enseñaron a respetar y sumar amistades… lo estamos logrando apenas en mis 57 años de periodismo responsable.