- La misericordia nos salva del aislamiento y de la indiferencia, nos ayuda a ejercitarnos en la caridad y la solidaridad. Irineo Pérez Melo.- La Iglesia Católica exhortó a poner en prácticas “las obras de misericordia corporales y espirituales dentro de la familia y la comunidad, porque la virtud de la misericordia nos salva del aislamiento y de la indiferencia, nos ayuda a ejercitarnos en la caridad y la solidaridad. Lo anterior se desprende del comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, en donde da cuenta que el segundo domingo de Pascua, desde el año 2000, por indicaciones del Papa San Juan Pablo II, la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Divina Misericordia. Con esta celebración se recuerda el mensaje central de la Sagrada Escritura: Dios es misericordioso y compasivo. Dios nos ama profundamente y desea que todos alcancemos la salvación. En el documento, signado por el presbítero José Manuel Suazo Reyes Director Oficina Comunicación Social Arquidiócesis de Xalapa, se señala que la fiesta de la Divina misericordia, nos recuerda además que también nosotros debemos practicar la misericordia y el perdón. Se indica que en la familia y la sociedad encontramos grandes oportunidades de poner en práctica las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos y enterrar a los difuntos, así como las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia los defectos de los demás y orar por los vivos y difuntos. Refiere además que la familia es un ambiente propicio donde se cultivan los valores. Todas las virtudes misericordiosas de un modo o de otro se observan y se transmiten en la familia. “No existe familia perfecta, en todas aparecen las dificultades y las adversidades y es ahí donde se necesita la misericordia. La misericordia es la que sostiene a las familias porque en ellas se da de comer, de beber, se nos reviste no sólo de ropa, sino también de muchos valores que nos ayudan a integrarnos en la comunidad humana”, se añade. La familia es quien nos acoge al momento de nacer, nos protege y nos recibe de muchas maneras; la familia se convierte en un hospital cuando estamos enfermos; ella nos ayuda a sanar nuestras heridas y a superarlas. Es en familia donde aprendemos la solidaridad para visitar los presos y los enfermos, así como enterrar a los difuntos, se menciona. También en la familia se practica las obras de misericordia de tipo espiritual, como la enseñanza y la corrección; en familia aprendemos el arte de comunicarnos con los demás; ahí se nos ayuda a crecer; se nos ofrece consuelo cuando experimentamos la tristeza; en familia aprendemos a perdonar, a practicar la paciencia y a orar. La virtud de la misericordia nos salva del aislamiento y de la indiferencia, nos ayuda a ejercitarnos en la caridad y en la solidaridad. ¡Que esta fiesta de la misericordia divina, nos ayude a proyectar con los demás el rostro misericordioso de Dios!